Decoración de superficies cerámicas
La decoración de superficies de las vasijas recién elaboradas puede revestir diversas formas.
Aunque cabe englobarlas en dos grandes grupos: las decoraciones naturales que se producen como consecuencia del propio proceso de fabricación y las que derivan de determinados métodos cuya finalidad consiste en el embellecimiento de la pieza ya obtenida.
La cerámica a base de rollos de arcilla y que no haya sido pulida o rascada constituye un buen ejemplo del primer grupo.
Asimismo, un peine o cualquier trozo de sierra de metal pueden servir para la decoración completa de piezas hechas a mano. Un diseño casual suele ser muchas veces de mayor efecto que el realizado con un peine para conseguir un hermoso estriado.
Un peine, sierra o cualquier objeto que deje marcas finas en el barro también puede emplearse con el fin de obtener vivos motivos tallados. Para que dicha labor sea de efectos duraderos debe procederse siempre con cierta presión.
La previa aplicación de una capa de barbotina (de un color que contraste con el de la arcilla) incrementa el efecto visual que se consigue con este método, puesto que al rascar se produce un relieve de dos tonos.
Las marcas dejadas sobre las superficies por la acción de paletas o rascadores pueden ser también sumamente atractivas. Sus cualidades ornamentales cabe mejorarlas tallando motivos decorativos en sus superficies, pues al aplicarlos sobre la arcilla se obtienen relieves de gran efecto.
Otra modalidad muy corriente de decorar superficies es la llevada a cabo adosando objetos naturales, como son arroz, pajitas y plantas, a las paredes exteriores de una vasija, los cuales se queman cuando la pieza se cuece y dejan un motivo en bajo relieve sobre la arcilla.
Una decoración que imite el entretejido puede obtenerse en la cerámica de placas imprimiendo sobre ellas distintas clases de tejidos y fragmentos de cestería.
Los motivos decorativos por incisión consisten en adornos que se hacen presionando cualquier objeto duro sobre la superficie de arcilla, para retirarlo acto seguido y obtener así su impresión. Las impresiones aisladas de este tipo son difíciles de obtener, pero pueden ser de efecto mucho mayor cuando se emplean como friso alrededor de una pieza o cuando varias impresiones se utilizan juntas para formar un motivo más amplio.
Los frisos pueden conseguirse empleando para ello un simple rodillo de yeso tallado, que se hará girar sobre la pared de arcilla.
También pueden hacerse medallones en relieve, con moldes de yeso tallados, para aplicar sobre las paredes de las vasijas. El motivo decorativo se talla tal como se muestra en la figura y el medallón se forma presionando el sello de yeso sobre una bola de arcilla blanda. Únase con barbotina el medallón así obtenido a la vasija cuando ésta haya adquirido el estado de «cuero duro».
Llénese con arcilla un molde con un bajo relieve, elimínese con un rascador la sobrante y retírese de aquél cuando se haya endurecido.
Rásquense ambas superficies con un punzón y aplíqueseles una capa de barbotina. Colóquese el medallón en el sitio deseado.
Diversos motivos pueden trazarse con un peine sobre arcilla en estado de «cuero duro». Añadir barbotina para dar mayor contraste.
El esgrafiado es una decoración lineal que se obtiene sobre una arcilla en estado de «cuero duro» presionando con un punzón.
Pueden emplearse sellos de yeso o de madera tallados para conseguir originales relieves en las paredes de las vasijas.
Cualquier instrumento es bueno para simular en la arcilla las formas características del tejido de tela o cestería.
Diversos objetos naturales pueden aplicarse sobre la arcilla y quemarse totalmente durante la cocción de la vasija.
Material necesario para la decoración de superficies.
Peine o diversos trozos de sierras de metal.
Barbotina.
Paletas y rascadores. Palillos de escultor. Objetos naturales. Superficies tejidas. Moldes.
Piezas de yeso tanto talladas como modeladas.