Sabías que la muerte es la cesación total y definitiva de la vida
Los ritos funerarios varían con las religiones y con las civilizaciones. Los hindúes, que creen en la reencarnación del alma en otro cuerpo después de la muerte, queman a sus difuntos. Los cristianos, a pesar de la tristeza que manifiestan en los entierros, creen en la resurrección de los muertos tras el Juicio Final e inhuman los cuerpos dentro de unas tumbas.
En la ilustración, un cementerio de Bolivia.
El hombre ha soñado siempre con vivir eternamente. Y muchas leyendas dan fe de ello. Pero a pesar de todos los progresos científicos y técnicos, nada permite suponer que este sueño pueda ser realizado algún día. De hecho, todo organismo vivo debe morir: es una ley natural.
La muerte se traduce con la detención de los latidos del corazón y de la respiración, con un enfriamiento progresivo y con una rigidez del cuerpo, así como con un electroencefalograma «plano».
La muerte es la culminación normal de la vejez, Pero también puede ser consecuencia de una enfermedad o de un accidente. En todos los casos debe ser objeto de una declaración ante las autoridades, que proceden a una rápida investigación a fin de determinar si se trata de una muerte natural o de una muerte sospechosa (suicidio, asesinato). Una vez solucionados estos requisitos legales, la familia del difunto puede disponer del cuerpo y proceder a las exequias.
Los ritos funerarios.
En todos los países, la muerte se rodea de ritos más o menos largos y complicados, que varían según las costumbres y las creencias religiosas. Los antiguos egipcios, por ejemplo, conservaban a los muertos en forma de momias, porque, creían que el alma volvería un día al cuerpo para resucitarlo. En ciertas regiones de África y de Australia, en cambio, los cadáveres son expuestos en los árboles o en el suelo para que las aves rapaces o los animales carniceros vayan a devorarlos. En otros sitios son quemados (incineración) o enterrados (inhumación) en una tumba.
Un uso universalmente extendido consiste en que los parientes del difunto, para manifestar su tristeza, «lleven luto», es decir, que principalmente se vistan de una manera particular: de negro en los países occidentales, de blanco en Extremo Oriente y cubriéndose de ceniza en Arabia, etc. En ciertos países aún se contratan, como en la Antigüedad, unas plañideras profesionales que cobran por acompañar las ceremonias fúnebres con sus lamentos.
Miniatura del siglo XV: el Triunfo de la Muerte.
La Muerte, un esqueleto burlón armado con una lanza y una guadaña, impone su ley a todos. En la Edad Media, el temor que inspiraba el Más Allá permitió a la Iglesia mantener su poder sobre los fieles, tanto si eran príncipes como si eran campesinos. Biblioteca Municipal, Moulins (Francia).
Querer morir.
A pesar del instinto que impele al hombre a querer vivir el más largo tiempo posible (instinto de conservación), a veces sucede que ciertas personas se dan la muerte voluntariamente (suicidio) para poner fin a sufrimientos morales o físicos.
La mayor parte de las religiones condenan esta actitud y la equiparan con un asesinato.
La eutanasia, que consiste en abreviar la agonía de un ser querido procurándole una muerte rápida, está prohibida por la ley.