Sabías que.- El aire es una mezcla de varios gases.
El pez vive en el agua, el hombre vive en el aire.
Cada vez que respiramos, nuestros pulmones se llenan de medio litro, aproximadamente, de aire fresco; así consumimos alrededor de 12000 litros de aire por día -o sea, más de 15 kilogramos, puesto que el litro de aire pesa 1,29 gramos-. Como es incoloro y no tiene sabor ni olor, su presencia pasa inadvertida, a menos que no sople en forma de viento.
Fue el gran químico francés Lavoisier quien descubrió, en 1773, que el aire es una mezcla de, por lo menos, dos gases. Demostró que uno de ellos, el oxígeno, es indispensable a las combustiones y a la respiración, y que el otro no desempeña ningún papel en estos fenómenos: lo llamó nitrógeno.
La combustión de la leña, del carbón o del fuel-oil no puede realizarse en ausencia de aire: si se cubre una vela encendida con un vaso, vemos que la llama se apaga. Asimismo, el oxígeno del aire es indispensable para la combustión lenta (sin llama y con poco desprendimiento de calor) de los alimentos en nuestro organismo, lo cual mantiene la temperatura del cuerpo y le procura las sustancias que sus músculos necesitan.
El nitrógeno, arrastrado por las gotas de la lluvia o fijado por los microbios del suelo, es consumido por las plantas.
Pero el aire contiene también otros gases, todos útiles. Si tomamos100 litrosde aire y separamos todos sus constituyentes, obtendremos: 78 litrosde nitrógeno, 20 de oxígeno y casi 1 de argón. Recuperaremos también unas pequeñísimas cantidades de gases raros. Estos gases merecen el nombre que se les da: para obtener un solo litro de neón, habría que tratar 70.000 litros de aire; para 1 litro de helio, hacen falta 200.000 litros de aire, y 10 millones de aire para 1 litro de xenón.
El aire líquido.
Todos estos gases se extraen industrialmente del aire líquido. Porque, como todos los cuerpos, el aire puede encontrarse en estado de gas, de líquido o de sólido. Todo es cuestión de presión y de temperatura: al enfriar el aire hasta 1930 C bajo cero, se convierte en un líquido azulado. Pero si se deja que vuelva a calentarse, cada uno de sus componentes se convierte otra vez en gas a una temperatura diferente, lo cual permite separarlos.
El oxígeno sirve para la fabricación del acero, para el funcionamiento de los motores de los cohetes y para la soldadura con soplete. El nitrógeno es muy empleado en la industria química como primera materia (producción de amoníaco, de abonos, etc.). El argón y el criptón constituyen la atmósfera rarificada de ciertas bombillas eléctricas. El neón da un hermoso color rojo en los tubos de los anuncios luminosos. El aire líquido tiene otras numerosas utilizaciones, especialmente en medicina para la conservación de órganos que deben ser injertados.
El aire comprimido.
Una presión creada artificialmente da una gran fuerza al aire. El aire comprimido es lo que hace funcionar los martillos neumáticos y los gatos, esa especie de émbolos que accionan las palas mecánicas y levantan los automóviles en los garajes. Y, ya que hablamos de automóviles, no olvidemos que es el aire lo que hincha los neumáticos.
Aire puro y aire contaminado.
La atmósfera contiene también vapor de agua y gas carbónico. El organismo tiene necesidad de un aire moderadamente húmedo. En cuanto al gas carbónico, es desprendido por la respiración de los animales y principalmente por toda clase de combustiones. Las plantas, afortunadamente, consumen mucho gas carbónico, puesto que, para desarrollarse, hacen lo contrario que nosotros: a través de sus hojas absorben el gas carbónico y expulsan oxígeno.
Existe también en la atmósfera -desgraciadamente- un gran número de impurezas: óxido de carbono, derivados del azufre y del petróleo, polvo y otras sustancias que sueltan en la atmósfera las chimeneas de los hogares domésticos e industriales y los tubos de escape de los vehículos. Cuando vemos la forma en que estas sustancias corroen la piedra de las fachadas y atacan los metales, hay mucha razón para inquietarse por nuestra salud. Por ello, la contaminación del aire es uno de los grandes problemas de nuestra época.