Sabías que las migraciones son animales de viaje
Las migraciones que realizan ciertos animales entre su lugar de reproducción y el paraje donde pasan el invierno.
Vuelo de agachadizas de cola negra. Estas aves de las ciénagas que anidan en la Europa del norte, e incluso en Siberia y en Kamtchatka, se ponen en camino hacia el sur a partir del mes de julio: algunas pasarán el invierno en las costas o en las aguas interiores de África tropical; otras lo harán en Australia.
Los ánades salvajes, igual que otros numerosos patos y algunos tordos, anidan en el norte de Europa. En otoño parten hacia el sur para invernar en las regiones menos frías del continente. Asimismo hay numerosas especies que se reproducen en España y en los países vecinos y parten a finales del verano hacia África: éste es el conocido caso de las cigüeñas y de las golondrinas, pero también el del ruiseñor, la oropéndola, el vencejo y el papamoscas. Su regreso anuncia el verano.
Viajeros de altura.
La forma en que viajan las aves es muy variable. Algunas emigran aisladamente, otras en enormes bandadas. Currucas y petirrojos vuelan de noche; las grullas y las cigüeñas lo hacen de día. La altura de vuelo, comprendida por lo general entre los 50 y 200 metros, a veces es más importante: los ánades salvajes sobrevuelan el Himalaya. Los trayectos varían desde unos cuantos kilómetros hasta distancias inverosímiles: la golondrina ártica, pariente de las gaviotas, va desde el Ártico hasta el Antártico y puede recorrer hasta 30.000 kilómetros al año.
Vuelos inmensos.
Durante sus viajes, las aves se reúnen a veces en grupos muy importantes. En Europa, los pinzones del norte forman bandadas gigantescas: una de ellas, de 45 kilómetros de largo, 200 metros de ancho y 4 metros de altura, fue calculada en 36 millones de aves.
En el siglo pasado, en Estados Unidos, las palomas migradoras oscurecían el cielo: los árboles se desplomaban bajo su peso, sus excrementos caían como copos de nieve. Pero a pesar de su número, han desaparecido totalmente, exterminadas por el hombre.
Anillado de un pato salvaje.
El anillado.
A primera vista parece que las aves abandonan su lugar de anidación cuando empieza a hacer’ frío o cuando el alimento se hace escaso. En realidad, es más complicado: hay determinadas glándulas que tienen su influencia en la cuestión. Para estudiar las migraciones de las aves, los ornitólogos (especialistas en aves) las anillan, es decir, fijan en una de sus patas un anillo de aluminio con un número. Su recuperación ha revelado la extraordinaria capacidad de orientación que tienen las aves: la golondrina vuelve a encontrar su nido tras haber invernado en África. Para guiarse, las aves se orientan por el Sol o por las estrellas; y, cuando el cielo está cubierto, por las costas, los ríos, etc.
El salmón y la anguila.
También algunos peces son unos grandes viajeros. Los salmones se reproducen en agua dulce: nacidos en un río, los jóvenes (esguines), después de dos o tres años, se dirigen al mar (salmones de descenso). Al cabo de varios años, los salmones, ya adultos, vuelven a encontrar el río natal, donde van a reproducirse. Ninguna dificultad los detiene: si hace falta, saltan por encima de las cataratas.
La migración de las anguilas, que se reproducen en el mar de los Sargazos, es uno de los grandes misterios de la vida animal.
La anguila realiza un viaje a la inversa: pone sus huevos en el mar de los Sargazos (zona del Atlántico atestada de algas), y sus larvas, dejándose llevar por las corrientes, atraviesan todo el océano hasta llegar a los ríos de Europa. Los adultos pasan su vida en el agua dulce y después vuelven al mar para reproducirse y morir.
Peces marcados.
Varios centenares de miles de peces son marcados cada año para estudiar sus migraciones. Durante su primera captura, se sujeta en una aleta o en el opérculo una plaqueta metálica ligera en la que están inscritos el lugar y la fecha del marcado. Según el sitio en que se realiza la segunda captura de algunos de ellos, se puede saber qué camino han recorrido y a qué velocidad.
Invernar en Marruecos.
Se ha podido determinar que el lugar de reunión de la mayor parte de los murciélagos de Europa se encuentra en Marruecos. Los de los Pirineos abandonan sus cuevas a finales del mes de agosto. Atraviesan España y hacen escala en Gibraltar, en la famosa cueva de las monas. Después, pasan el estrecho, sobrevuelan Marruecos y terminan su viaje en las cuevas donde residirán hasta la primavera. Parece ser que solamente las hembras y los jóvenes participan en esta migración.
Rebaño de ñus azules, en Kenya.
Los ñus viven habitualmente en pequeños rebaños, pero a veces se reúnen en grandes manadas para emprender largos viajes en busca de nuevos pastos.
Bisontes y langostas.
Asimismo, diversos mamíferos realizan migraciones: murciélagos, delfines, ballenas. Antaño, inmensos rebaños de bisontes recorrían la Pradera norteamericana en busca de nuevos pastos.
Entre los insectos, finalmente, hay algunas mariposas que efectúan migraciones: puede asistirse a su paso por los puertos de los Pirineos. Las migraciones de las langostas son más temibles: en África y en el Próximo Oriente, reunidas en nubes inmensas de centenares de miles de millones de insectos, asolan a su paso toda la vegetación.
Las migraciones de lemmings.
Los lemmings son unos pequeños roedores abigarrados, amarillos y negros. Habitan en las montañas de Noruega. A veces, su número se hace excesivamente grande: entonces se ponen en camino hacia el sur, atraviesan a nado lagos y ríos, entran por las ventanas de las casas y suelen terminar tirándose al mar. Los carnívoros y los rapaces matan gran número de ellos.
Las migraciones de los lemmings han dado lugar a diversas interpretaciones, pero todavía no se ha encontrado una explicación válida.